“Toda gran empresa debe preocuparse de la RSE”. “No dejes de lado la RSE, o sino te puedes meter en problemas”. Si prestas atención a una conversación entre empresarios, es posible que escuches frases parecidas a estas.
¿Qué es la RSE? En términos simples, es la abreviación al concepto de Responsabilidad Social Empresarial, o sea, todo lo que hace o deja de hacer una empresa para que sus procesos productivos sean lo más amigable posible con el entorno en que se desarrollan.
Con las grandes empresas tecnológicas, la RSE suele ser un tema sensible, y si no lo creen, observen a Apple. Detrás de sus maravillosos dispositivos y de los billones de dólares que factura, el gigante de la tecnología tiene un secreto, y no quiere que nosotros nos enteremos.
En realidad, es un secreto a voces, porque ya nos hemos dado cuenta de que el reciclaje no es una de las prioridades de la empresa. Sólo basta ver su nula compatibilidad con cargadores o accesorios que no sean de la marca. Esa “exclusividad” de la que hablaba Steve Jobs.
Más que ser exclusivo, Apple se ha convertido en la oveja negra excluyente, en el gigante especialista en producir basura electrónica y la información compartida en un reportaje de The Huffington Post lo aclara.
Las leyes cambian, luego hablamos
Reparar, esa es la palabra clave. Ante de descartar algo, uno siempre tiene la esperanza de que se puede arreglar, o al menos, que puede existir alguna opción.
Al menos en Estados Unidos, ya existe la conciencia de que las leyes al respecto tienen que cambiar: Minnesota, Nebraska, Massachusetts y Nueva York han adherido al movimiento impulsado por The Repair Association, que incluye nuevas políticas acerca de los dispositivos electrónicos.
¿Por qué Apple se está oponiendo a esto? Porque de aprobarse la modificación a la actual ley que regula este aspecto, las personas podrían acudir a tiendas de servicio técnico comunes y corrientes para arreglar sus teléfonos, iPads, computadores, etc.
Los dispositivos de Apple están ensamblados de una manera que dificulta su reparación y reciclaje. Ellos lo llaman sofisticación, pero para fines ecológicos, el diseño pierde toda su gracia.
Lo que The Huffington Post llama “el monopolio de la reparación” es lo que está frenando las iniciativas de organizaciones como The Repair Association: las empresas no quieren que sepamos que podemos hacer algo más, porque siempre se puede comprar algo nuevo o mejor, ¿no?
Según las empresas, declararse en contra de las modificaciones legales tiene que ver con la protección de sus derechos de propiedad intelectual, pero eso no convence.
Es simple: tenemos el caso de lo que ocurrió con algunos iPhones 6 a principios de este año. Varios usuarios de la marca reportaron que al tratar de arreglar sus teléfonos en servicios técnicos alternativos (muchísimo más baratos), aparecía un error que lo dejaba inutilizable.
Pero no sólo le ocurrió a ellos, sino que a otras personas que jamás llevaron a reparar sus celulares y eso le valió una demanda a Apple.
El detalle del texto presentado en la Corte del Distrito Norte de California aclara que estas “herramientas de seguridad” estaban incorporadas en los sistemas operativos iOS 8.01, y todas las versiones siguientes hasta el iOS 9
En palabras simples, se trata de castigar a los clientes que tratan de arreglar sus dispositivos en tiendas no oficiales, de ensamblarlos de maneras codificadas que aseguren dependencia y de frenar la posibilidad de que las piezas sean recicladas o reutilizadas, simplemente porque nadie sabe cómo desarmarlos sin hacerlos trizas.
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