Si es que has pasado toda una temporada en el espacio, es muy probable que al volver a la Tierra algunas de tus funciones corporales hayan cambiado, quizá no sólo a nivel fisiológico, sino que también en el área molecular. Bajo este supuesto es que la NASA comenzó a desarrollar estudios para medir cómo afecta el viaje espacial en los humanos, pero no sin antes agregar aquella cuota de particularidad tan propia del ente gubernamental.
El sujeto de prueba, Scott Kelly, pasó cerca de 522 días en órbita, por lo que la cantidad de cambios en su cuerpo tuvo que haber sido medianamente superior que el del resto de sus compañeros, pero ciertamente no podían compararlo con cualquiera. ¿Quién fue su punto de comparación entonces? Pues su hermano gemelo Mark Kelly, quien también es astronauta y pasó cerca de 50 días fuera de la Tierra, informa hoy Engadget.
Los primeros análisis arrojaron que hubo cambios en la metilación del ADN de Scott, bajando mientras este se encontraba en el espacio y haciendo lo contrario en su hermano durante el mismo período de tiempo, volviendo a sus niveles normales una vez que ambos volvieron a la Tierra. Si bien este es un proceso perfectamente normal, los científicos aún no saben bien cómo explicar este fenómeno.
Otro de los cambios que percibieron fueron cambios en las estructuras genéticas, las cuales también son normales dependiendo del ambiente en el que nos encontremos, haciendo que estas se adecúen a su entorno, entre otros variados cambios.
Como dijimos anteriormente, los resultados se encuentran en un nivel de análisis muy primitivo aún, por lo que falta bastante para llegar a una conclusión definitiva al respecto.
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