Investigadores de la Universidad Estatal de Penn descubrieron que pueden transformar el CO2 presente en nuestro medio ambiente en energía eléctrica, una solución que acabaría, por lo menos en pequeña escala, con determinadas necesidades energéticas en todo el mundo, nos anuncia felices hoy Engadget.
La invención funciona disolviendo el dióxido de carbono, o incluso el aire común y corriente en una solución acuosa, la cual, por el desbalance provocado por la gran cantidad de diferentes tipos de pH, genera electricidad. Y ustedes pensando que las termoeléctricas eran la solución para todo… ¡Inocentes palomitas!
Para entrar en más detalles, dentro de la batería existen dos líquidos (CO2 y aire normal) con las condiciones antes explicadas, separadas por medio de una membrana que permite un flujo de iones. Estos son intercambiados entre sí, de manera que se provoca cierto voltaje que estimula el flujo de electrones en un par de electrodos que también están en la “pila” (por decirle de alguna manera) y eso, damas y caballeros, genera electricidad.
Sólo por si se lo preguntaban, sí, este método también permite que la batería sea recargable, no obstante existe un ciclo de hasta 50 cargas antes de que veamos un pequeño decaimiento en el desempeño de este dispositivo, algo que claramente se puede arreglar en el futuro, mientras perfeccionan el aparato.
Lo interesante de todo esto es que, aún siendo una universidad estatal, lograron generar casi 0.82 W/m2 (en sí el proceso no es totalmente nuevo, pero es lo máximo que se ha conseguido de esta forma) utilizando materiales increíblemente baratos, lo que nos promete un buen porvenir en términos energéticos. A menos, claro, que sigamos pensando que el carbón y el petróleo son una buena idea para generar electricidad. Duh…
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