Tal vez en aplicaciones más lúdicas como los videojuegos la Realidad Virtual no ha tenido el impacto a gran escala que se esperaba, pero en otras áreas hay aplicaciones muy interesantes y con resultados más trascendentes para la vida de las personas. Eso es lo que comprobó un estudio de Tren Digital de la Universidad Católica de Chile y Samsung: que a través de Realidad Virtual se puede ayudar en el tratamiento de ciertas fobias.
El estudio comenzó en enero de este año y se seleccionó a un grupo de participantes con fobia a las alturas (acrofobia) y fobia a hablar en público (glosofobia). Entonces, las personas pasaron por una serie de sesiones en aplicaciones de RV y se midieron tanto sus reacciones fisiológicas (ritmo cardíaco, transpiración) como su percepción al exponerse a situaciones incómodas.
Los resultados del estudio concluyeron que el uso de Realidad Virtual sí es útil como complemento para terapias. En el caso de las personas con temor a hablar en público, los nervios se redujeron en un 20% y la ansiedad en un 39%. Los que tenían miedo a las alturas, por su parte, bajaron su ansiedad en un 45%.
Eso sí, los responsables del estudio recalcaron que el enfoque principal, más allá de las mediciones fisiológicas, estuvo en “medir” de alguna forma la percepción de los usuarios. “Si a una persona le baja el medio a las alturas en una sesión de Realidad Virtual, es posible que en una situación similar presente mucho menos ansiedad”, explicó Daniel Halpern de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica.
En ese sentido, Halpern también aclaró que las mediciones fisiológicas sí fueron concordantes con la percepción que los usuarios expresaron luego de haber completado las sesiones.
El enfoque principal es la percepción antes que lo demás. Porque al final, si a una persona le baja la sudoración y la ansiedad pero igual siente que esto no le ayudó en nada, entonces no se va a atrever a enfrentar una situación real. Y ahí el experimento no sirve de nada.
[…] La lógica final es ‘cómo tu percepción se vio modificada’. Hoy esas personas se sienten con más confianza para enfrentar situaciones que antes le provocaban fobia.
Para Samsung, el estudio además sirve para probar que las tecnologías de Realidad Virtual pueden aplicarse en campos hasta ahora no tan explorados, sobre todo en áreas médicas o terapéuticas donde pueden ser una buena herramienta a utilizar por profesionales de la salud.
“Todo depende del especialista y su criterio”, indicó Valentina Basterrechea de Samsung. “El especialista puede determinar cuando una persona está lista para exponerse a esas situaciones que le causan miedo, ya sea virtual o real. Y tal vez puede ser que la fobia sea tan extrema que se necesite otro tipo de tratamiento. Por eso decimos que es complementaria”.
Durante las sesiones se usaron las aplicaciones Be Fearless: Miedo a hablar en público y Be Fearless: Miedo a las alturas, ambas mostrando diferentes contextos y “niveles de dificultad” (por decirlo de alguna forma) que se aplicaban dependiendo del nivel de fobia del paciente. Ambas están disponibles en la tienda de aplicaciones de Samsung y cualquier con un Gear VR puede descargarlas y utilizarlas.
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