Seis científicos y una experta diseñadora tecnológica tenían algo en común: todos sufrieron el COVID-19. Incluso algunos no lo han superado. Se llaman a sí mismos los “Long-haulers”, que podría traducirse como los “Transportadores de larga distancia”, debido al largo tiempo que han padecido el virus.
Pero, lejos de quedarse tranquilos en casa tomando sus medicamentos, decidieron hacer un grupo de trabajo. Sumaron más personas y ya son 23, los que han analizado el devenir del coronavirus en sus cuerpos.
La recopilación de datos fue esencial, según reseña la MIT Technology Review. Todos los fueron agregando en un formato de encuestas de Google. Poco a poco recopilaron cada detalle sobre cómo les afectó el COVID-19.
Así nació el grupo de investigadores
Gina Assaf fue el alma creadora del grupo. En marzo sufrió los primeros síntomas. “Mientras estaba trotando, me sentí tan sin aliento que tuve que parar. La segunda semana fue la más aterradora y dura de mi cuerpo”.
Mientras otros se iban recuperando, Gina continuaba con los síntomas: fiebre, tos, dificultad para respirar y mareos.
Luego de un mes, intentó ir de compras, pero terminó de vuelta a la cama durante varios días. Sus síntomas persisten hasta la actualidad.
El informe sobre el COVID-19 cada vez se amplía más
Para mayo el grupo, ahora llamado de Investigación dirigida por el Paciente de COVID-19, publicó su primer informe. Se basó en 640 respuestas y sirve para conocer la vida de los que sufren la enfermedad.
Sobre todo, aquellos cuya recuperación se tarda más de lo común.
El Grupo de Investigación dirigida por el Paciente ahora pone a la disposición de otros analistas sus herramientas digitales. Con ellas pueden conectarse los pacientes entre sí y llevar a cabo su propia investigación mientras están en casa.
Una iniciativa bastante valiosa sobre cómo no rendirse frente a la enfermedad.
Comentarios recientes