Una de las grandes inquietudes del regreso a la normalidad frente al coronavirus es saber qué pasará con las escuelas. Los niños dentro de casa son los que más han sufrido con la cuarentena.
Sin embargo, no luce prometedor el futuro si no se halla aún una vacuna definitiva contra el virus.
De acuerdo con un grupo de científicos norteamericanos, los niños son más proclives a transmitir el COVID-19.
Aunque para ellos, según la mayoría de los casos, es el equivalente a una gripe normal, sí sirven como conductores del COVID-19. Incluso sin mostrar síntomas, que es lo más peligroso.
Además, de acuerdo con el estudio, los niños mayores tienen cargas virales similares a las de los adultos.
¿En qué consistió la investigación sobre el coronavirus en los niños?
La investigación fue realizada por expertos del Hospital de Niños de Chicago Ann y Robert Lurie. Se publicó el JAMA Pediatrics la pasada semana.
Al frente estuvo el doctor Taylor Heald-Sargent, experto en infecciones pediátricas, que conversó con el NY Times.
“La situación de la escuela es tan complicada, pues hay muchos matices más allá de lo científico”, afirmó el doctor. “Pero una ventaja de esto es que no podemos asumir que, porque los niños no presentan los síntomas, o no estén muy enfermos, no tienen el virus”.
El estudio de Heald-Sargent buscó ARN viral a partir de muestras recogidas de niños, no del virus vivo. Tampoco midió si el virus podía replicarse. Esto formaría parte de un segundo paso.
El Ácido Ribonucleico, ARN por sus siglas, es una molécula que permite copiar la información del ADN, o Ácido Desoxiribonucleico. Se encuentra, a diferencia del ADN, fuera del núcleo celular.
La carga viral del ARN estudiado era superior al común.
Los investigadores examinaron muestras de 145 personas, entre ellas 46 niños menores de cinco años, 51 niños de cinco a 17 años y 48 adultos de 18 a 65 años.
Solo se enfocó en pacientes que experimentaron síntomas leves y moderados.
Descubrieron que los niños mayores y los adultos tenían valores similares, pero los de los niños menores eran más altos. “No sería sorprendente si fueran capaces de propagar el virus a otros”, señaló el doctor Heald-Sargent.
Estudios en Francia y Alemania citados por el doctor Heald-Sargent revelan lo mismo: los niños pueden tener cargas igual o cien veces más altas que los adultos
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