El impacto de las tecnologías móviles en Latino América es indudable. El avance de esta tecnología a nivel mundial, su rapidez y temprana adopción han cambiado el paradigma de cómo se comporta el ser humano hoy en día.
El libro “El Mundo en mi Mano: La Revolución de los Datos Móviles” de la Fundación País Digital recoge increíbles trabajos literarios y fotográficos en torno a este fenómeno y los resultados son sorprendentes.
El puntapié inicial lo da Ricardo Greene, con quien tuvimos la suerte de compartir ayer y que nos contara más sobre su trabajo. El Sociólogo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Maule escribe “Territorios en movimiento”, un estudio realizado a través de encuestas, catastros y análisis a través de los años en las ciudades, pueblo y localidades rurales que se conectan e influencian mutuamente en la zona de Talca.
La idea es expandir este estudio a todo el país y ver el comportamiento de los chilenos con su celular en todo el territorio y zonas. Puedes descargar el libro en este link de forma totalmente gratuita y legal, en formato PDF.
Te dejamos con una de las historias recopiladas por Greene:
MIGUEL
Panguilemito
Agricultor, 44 años
Miguel nació en La Calor, sector rural cercano a San Clemente, y pasó la infancia ayudando a su padre con siembras y animales: “Vivíamos aislados. No teníamos televisor ni luz, sólo radios a pila”, recuerda con el orgullo de quien ha logrado superar un mundo adverso. Al terminar la Básica se fue a un internado en Talca y se le “abrió el mundo”, aunque en vez de buscar algo diferente, como hicieron sus hermanos, nunca dudó en seguir trabajando la tierra: “Pero no a la agricultura de subsistencia”, advierte, sino a algo más elaborado: “Veía a mi padre vendiendo las cosechas y decía: ¿por qué no envasa y termina el producto?”. Estudió para Técnico Agrícola, y como no tenía recursos ni tierras, instaló un vivero en casa de un amigo. En 2010, cuando la empresa había prosperado lo suficiente, se compró un terreno en Panguilemito, donde opera hasta hoy. Dice que el celular es primordial para su trabajo, especialmente WhatsApp, porque lo usa para comunicarse con clientes, saber el precio del dólar y mantenerse al tanto de los últimos productos bioquímicos. Cuida mucho el equipo y siempre tiene el mejor, porque necesita que aguante el 90% de humedad y los 45º de calor que azotan el invernadero. Siendo su herramienta de trabajo, tampoco deja que sus hijos lo usen y lo deja en casa cuando anda a caballo: “hago rodeo y se me puede caer”, explica. Ahora va menos al rodeo, eso sí, porque el negocio ha crecido y recibe correos y mensajes todo el día: “Me llegan tantas cosas que lo apago en la noche. Esto facilita el negocio pero también tiene un costo familiar”.
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