La producción de un brebaje tan apetecido como la cerveza está empezando a modernizarse.
Esto porque la danesa Carlsberg está implementando nuevas tecnología de fabricación basadas en Inteligencia Artificial. Lo que se busca es reducir el tiempo de producción de cerveza, mediante la utilización de sensores que puedan detectar “diferencias entre sabores y aromas”.
El proceso actualmente lo desarrollan personas, pero poco a poco eso ha ido cambiando y cambiará, lo cual es ciertamente una lástima. El punto clave aquí es que mediante la tecnología, además de detectar sabores, se pueden mejorar los controles de calidad y conocer rápidamente, por ejemplo, si hay algún contaminante en el proceso de elaboración.
En la actualidad, los cerveceros dependen de personas o de cromatografías y espectrometría para detectar nuevos sabores y armas, un proceso que puede durar horas por cada líquido probado.
La herramienta ha avanzado al punto de hoy en día, los sensores ya pueden diferenciar sin problemas algunas variedades de cervezas que son producidas por Carlsberg. El proyecto se denomina Beer Fingerprinting Project y fue desarrollado por la empresa danesa en conjunto con la Universidad de Aarhus, en Dinamarca.
Quizás lo más triste de todo esto es que algunas personas irán paulatinamente perdiendo su trabajo como catadores de cerveza, en lo que parece ser la inevitable consecuencia del avance de las máquinas.
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