Es impensable imaginar nuestra galaxia como la conocemos sin su astro rey, el Sol. No obstante, como todo en el universo, también se transforma. Esto es lo que le pasará en un futuro.
Un grupo de astrofísicos presentó una investigación en Nature donde mencionan que después de que el Sol se quede sin combustible, se transformará lentamente en una esfera de cristal súper densa, fría y muerta, del tamaño de la Tierra, que permanecerá como una lápida traslúcida.
Para aseverar esto, realizaron un análisis de los datos por el telescopio Gaia de la Agencia Espacial Europea, donde estudiaron el color y el brillo de 15 mil estrellas enanas blancas a 300 años luz de la Tierra.
¿Por qué las enanas blancas? Este tipo de estrellas se encuentran entre los objetos más antiguos del universo. Así lo explicó Pier-Emmanuel Tremblay, astrofísico que dirigió la investigación, en un informe de Los Angeles Times:
“ En decenas de miles de millones de años, el universo estará formado en gran parte por densas esferas de cristal (…) En el futuro, estos objetos serán completamente dominantes”.
Nuestro sol se encuentra aproximadamente en la mitad de las fases, lo que significa que crea energía al fusionar el hidrógeno con el helio en su núcleo. Sin embargo, en unos 5 mil millones a 6 mil millones de años, se quedará sin hidrógeno. Luego, su núcleo se reducirá, y el resto de la estrella se inflará en una fase relativamente “corta”, que durará entre 500 y 1000 millones de años, antes de que se contraiga nuevamente.
Después de esta contracción, la estrella aún podrá crear energía al fusionar el helio para crear carbono y oxígeno. Sin embargo, esto durará sólo unos pocos millones de años.
Cuando ese proceso llegue a su fin, el sol entrará en la etapa de enana blanca: será una estrella “retirada”, compuesta principalmente de oxígeno y gas de carbono. “Será como sacar un carbón caliente del fuego y dejarlo enfriar en la noche”, dicen los expertos.
Cuando el Sol haya alcanzado su destino, será lo que se conoce como una enana negra, esferas de cristal frío que no son detectables con nuestros telescopios porque no emiten energía. Se estima que el 97% de las estrellas en el universo enfrentarán este paradero.
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