Las piedras preciosas no tienen más del valor que el mismo humano le imprime, eso se entiende claramente. Sin embargo no hay que pasar por alto que la presencia de diamante genera distintas condiciones económicas a quienes las poseen. Pero eso no es lo que busca la NASA en los exoplanetas, aunque lo pudiera encontrar. La idea de la agencia espacial es entender los componentes que hay en la superficie de estos cuerpos celestes. De esta manera los telescopios espaciales ayudarán a encontrar los que sean más parecidos a la Tierra.
Un estudio reciente, publicado por las universidades de Chicago y la Estatal de Arizona, sostuvo que algunos exoplanetas son ricos en carbono. Entonces manifiestan que, si se combinan otro tipo de condiciones, estos podrían estar hechos de diamante y sílice. Algo que según reseña Slash Gear, es totalmente diferente a la formación de nuestro planeta.
El portal antes mencionado realiza una breve explicación sobre el proceso de formación de los cuerpos celestes, en el universo. Afirman que una misma nube de gas es capaz de formar las estrellas y los planetas. La diferencia está en la relación carbono a oxigeno. En el caso de planetas como el nuestro la relación entre los componentes mencionados es baja. Esto genera que la cantidad de diamantes dentro de esta formación sea baja, en el caso de la Tierra el porcentaje de diamantes es de 0,001, aproximadamente.
Partiendo de esa información, los científicos explicaron que estos exoplanetas tienen una relación carbono a oxigeno mucho más alta. En consecuencia el cuerpo formado es rico en carbono. Y en el supuesto caso de que haya presencia de agua, el preciado líquido es capaz de convertirlo en diamantes.
Imitación de los compuestos de los exoplanetas
Para poder llegar a esta conclusión, los expertos realizaron experimentos en los que combinaron sustancias y compuestos para imitar el comportamiento de los exoplanetas. Obviamente siempre partiendo del supuesto en el que tengan presencia de agua. “Primero sumergieron carburo de silicio en agua y comprimieron la muestra entre diamantes a una presión muy alta. Luego, para monitorear la reacción entre el carburo de silicio y el agua, llevaron a cabo un calentamiento con láser en el Laboratorio Nacional Argonne en Illinois, tomando medidas de rayos X mientras el láser calentaba la muestra a altas presiones”, escribieron en la prestigiosa revista Phys
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