El 7 de enero de 1943, un ama de llaves abre la puerta de la habitación 3327 del Wyndham New Yorker Hotel. En la puerta estaba colgado el cartel de “No molestar”, pero ya preocupaba no haber visto al excéntrico anciano que allí vivía. Era una leyenda en la comunidad científica. Su nombre: Nikola Tesla.
Tesla se encontraba desde hace varios años en el hotel. No tenía casa propia, pues nunca le importó. Sus cuentas eran pagadas por sus amigos. Tenía 86 años y estaba solo, salvo las veces en las que celebraba su cumpleaños o recibía a algún periodista para responder a sus preguntas.
¿Quién fue Nikola Tesla?
La vida de Nikola Tesla va de invento en invento, maravillando al mundo, sufriendo y creando. Nació en 1856 en Smiljan, un pueblo entonces perteneciente al Imperio Austrohúngaro, hoy parte de Croacia.
Fue calificado como uno de los más grandes ingenieros eléctricos en Estados Unidos, como padre de la comunicación inalámbrica.
Sus creaciones fueron base para el desarrollo de la radio, la robótica, la computación, la física nuclear y la teórica. Inventó el generador eléctrico para producir corriente alterna, utilizado para transportar energía a grandes distancias.
Fueron cientos, miles las creaciones e ideas de Nikola Tesla que hoy son utilizadas en el mundo. Sin embargo, nunca se preocupó por sacarle provecho, algo que sí hicieron otros inventores. Lo de Tesla era crear y crear, sin más.
El Rayo de la muerte, ¿ficción o realidad?
Pero hay un invento curioso que nunca vio la luz, pero todos temieron por él. Era el Rayo de la muerte.
Este era el arma que terminaría con todas las guerras, a decir del genio. En teoría era un instrumento que permitía enviar un flujo de energía a 400 mil kilómetros de distancia.
Muchos temieron que ya lo hubiese construido. Otros buscaban los planos para poder hacerlo.
Hasta el FBI, según desclasificó en años recientes, se encontraba detrás de más datos sobre el Rayo de la muerte de Nikola Tesla. La agencia se quedó con sus varios de sus documentos, buscando llevar el arma al Departamento de Guerra durante la Segunda Guerra Mundial.
Todo quedó en una idea. Tesla nunca pudo llevarla a cabo y las autoridades norteamericanas tampoco encontraron nada que pudiera llevarlas al arma.
Ese 7 de enero, el ama de llaves abría la puerta de la habitación. El señor Tesla había muerto: sufrió una trombosis coronaria. Con él, quizás, se había ido también el secreto del Rayo de la Muerte.
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